El absurdismo occidental del moreno

-Niña qué blanca estás! Has de ir a la playa-
Y qué risa me da cuando me dicen eso... Analicemos un poco:

Desde mucho y hasta hace poco menos de un siglo la blancura de la piel estaba valorada como el sumun de la belleza. Una mujer blanca y hermosa atraía mucho más a los hombres que una tostada por el sol. Como ya sabemos todos, esto se debía a la condición de vida de la época: la clase acomodada y bella podía presumir de no tener la necesidad de trabajar bajo el sol, y de mantenerse como aquí en Laskaponia decimos, “fresca y jugosa” Una piel amarronada y unos rasgos oscuros eran considerados algo más “sucio” y desvirtualizado, pérdida de la belleza natural. Y ahí estamos.
Hoy en día el arquetipo ha cambiado, como no: la gente que vive bien es la que “puede permitirse” lucir un bronceado, por las horas que se tira en la playa “disfrutando”, o en su yate o jugando al golf al sol. O simplemente porque te da un look más EXÓTICO. Por dios!
Los pálidos son los que se matan a trabajar y no salen de la oficina, los que no disfrutan de la vida y no tienen tiempo para una vida social tan rica como la que se da BAJO EL SOL!
Esto ya lo saben todos, pero señoras y caballeros, sé que ustedes lo han pensado: va esto realmente condicionado por la causa social y de estilo de vida?
Es un absurdo que da risa.

El broncearse (waoh que maravilloso!) no es más que provocar una reacción de autroprotección de la piel. La exponemos a un motivo peligroso para que se defienda de la agresión. El resultado de esa lucha por mantener la salud es lo que aprecian, lo que les hace verse más saludables. Comorrr? Sí, pues. La prueba de que la piel ha sufrido es lo que les gusta lucir. Por esa misma regla de tres, por qué no les gusta llevar unas ojeras bien transnochadas?
Estar pálido es sinónimo de insalubridad: “blanco como los muertos” “Estás tan blanca que das asco” Das asco porque parece que estás cruda, o enferma, o que no tienes vida social.

No somos un maldito trozo de carne que haya que cocinar para parecer apetitoso, ni un trofeo de las horas que hemos padecido bajo el sol, ni indios del amazonas. Da tanta pena pensar como uno puede echarse a perder de esa forma, en la playa, pasando calor y asándose como una salchicha sólo para parecer sano y feliz.

En esta cultura occidental ultra cool y ultra moderna la gente parece haberse idiotizado. Trozos de carne asada, y piel morena exótica ahora es lo más bonito. Y con perdón de la mesa, pero menuda mierda de canon se nos ha impuesto. Ahora resulta que hay que parecer lo que no se es para ser agradable. Sin duda es la idea más decadente.
Sí, decadente es la palabra y no otra. Y no me digan que pálidas se ven más feas o que no les sienta bien, porque eso es una chorrada.

Pero ésta es la idea que está en la vanguardia: volver a lo natural y lo extraordinario: la blancura. Aunque muchos aún no se atrevan.

O me van a decir a mi que no es más bonita una mujer blanca y con las mejillas y los labios colorados (SALUD) que una color marrón antinatural y con los morros de chupapoll*s amarronados y más claros (DECADENCIA INMINENTE)
Y ustedes perdonen el vocabulario, pero a lo feo, feo