Eran dos aparte.
Ella era joven y viva, con los coloretes siempre a punto. Le gustaba mucho el campo, las flores y la nieve. Le encantaba escaparse a la montaña cuando nevaba y tirarse en la nieve para sentir lo fría que estaba. Le encantaba fundirse con ella.
Él era talmente un cromo de época: tenía la cara más bonita del mundo, y el pelo rubio más suave de todos. Sus ojos parecían de mentira. A ella le encantaba él pero él no le hacía ni caso, sólo se preocupaba de sus insectos. Coleccionaba de todo: escarabajos, libélulas, moscas, mariposas, grillos… Los más grandes en tarros de vidrio, los pequeños desecados y archivados los tenía. También le gustaban como decoración, colgaba en la pared los bichos de alambre que a veces ella le hacía. Era un pedazo de friki.
Ella en ocasiones cuando iba al campo, también le traía algún desgraciado ejemplar que encontraba y sólo entonces recibía una sonrisa. Y hasta el momento con eso le bastaba, pero no al final.
Un día de invierno en que había amainado, ella se inventó algo y le convenció a él para ir a la montaña a buscar insectos. Llevó café caliente.
Una vez sentados en una roca, ella le invitó a tomar el café y él aceptó agradecido. Al cabo de 10 minutos, cayó él de lado dormido.
Empezó a nevar un poco, a ella le encantaba.
De las axilas, lo bajó de la roca y lo colocó tumbado en el suelo. Entonces sacó todos sus utensilios. Lo ató de manos y pies con cinta aislante y también le selló la boca. Sacó una cuerda larguísima y empezó a atarlo desde los pies, una y otra vez, haciendo un nudo a cada vuelta, hasta los hombros y la cabeza. Él era muy guapo.
Dejó ahí libre el resto de la cuerda. Entonces sacó de su bolso unos rollos de papel film y unas enormes alas de mariposa plegadas que había confeccionado ella misma con papel de celofán y alambres. Le colocó las alas en la espalda enganchándoselas a la ropa con agujas de coser, las plegó hacia la espalda y luego lo envolvió por completo con los rollos de plástico. 5 capas le dio.
Lo arrastró de los pies sobre la nieve hasta el árbol de al lado. Ató el extremo de la cuerda a una piedra y la lanzó por encima de la rama más fuerte que vio. Estiró entonces ayudándose de su propio peso y ató el final de la cuerda con varias vueltas, a otra rama.
Ahora nevaba más.
Él quedó colgado a metro y medio del suelo y ella sentada al lado observando cómo nevaba. Con una rama le daba golpecitos y lo mecía en el aire; era tan guapo…
Al poco anocheció y ella volvió a casa.
domingo, 14 de febrero de 2010
Otro cuento absurdo
Publicado por Lu von Laskaponia en 23:27 0 comentarios
Etiquetas: cuentos de laskaponia
viernes, 5 de febrero de 2010
Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia
He aquí un listado de todo aquello que pese a lo aceptado o no que esté, es aterrador y poco deseable en la elegancia y buen gusto a la hora del vestir. Si lo lleva puesto, sepa que aún está a tiempo de quitárselo y quedar en bragas (o lo que sea) que siempre es mejor.
#1 Vaqueros:
El vaquero lo situamos en primer lugar, no por ser el menos elegante, sino porque seguro que lo lleva puesto, de manera que para seguir leyendo, quíteselo, como encomendamos antes.
Ahora que ya se lo ha quitado, prosigamos.
El vaquero (y con vaquero refiérese a tela vaquera y piezas que resultan della) es el préstamo más aceptado, popularizado (masificado más bien), y comercializado de entre el asunto del ropaje. El vulgar vaquero, ha devenido la prenda por excelencia, el básico imprescindible, la tripa de res donde meter las carnes para hacer el embutido urbano.
No se deje engañar por la infundada fiebre del vaquero: el vaquero no es ni moderno, ni cómodo ni funcional; ni siquiera es bonito. Como su propio nombre indica, el vaquero nace como una tela para empleo del trabajo, cómoda (en sus orígenes, no en su ajustada actualidad) y que aguanta todas las porquerías habidas. De ahí su razón de ser.
(estamos tan acostumbrados al vaquero que ya ni nos damos cuenta de lo feo que es)
Entonces, a qué santo! Como alguien puede pretender una elegancia llevando tal ropaje! Se trabaja acaso en la mina o arreando vacas? No!
Otra de las excusas urbanas para abusar (que ya ni llevar) vaquero es la supuesta comodidad o funcionalidad que aportan. Unos vaqueros, cómodos? Unos vaqueros, son lo más incómodo y asfixiante del mundo, y cuanto más “modernos” más lo son. Habrá cosa más incómoda que meter el bajovientre y los jamones en esa especie de funda dura, recosida, remachada, con bolsillos donde casi no cabe ni la mano, con escasa movilidad y que muestran lo indecente en el básico acto de sentarse? Será posible que personas compren a precio de prenda aceptable unos pantalones (o cual cosa sea) de una horrible tela y encima con aspecto de haber sido arrastrados por una vaca, con un villano dentro, por todo el lejano oeste hasta quedar desgastados e incluso rotos? Será posible!? Será algo de peor gusto?
Señores, (sobretodo señores) no hay nada más cómodo que unos pantalones tradicionales de vestir, con pinzas, normalmente sueltos y que no amenazan con esterilizarle las criaturas germinales.
Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos el vaquero.
#2 Chándal:
Para empezar, si lleva un chándal puesto, no comprendo que hace metido en este blog. El chándal no tuvo nunca su aquel, ni lo tendrá jamás (no, yo no tuve esa época cutre pubertosa del chándal y deportivas, yo iba de militar machorra que es mejor)
Como toda prenda fuera de lugar, éste género se lleva la palma, por vástamente extendido y hasta con tradición (de hecho hay gente que vive para llevar chándal, e incluso alardean de él mostrando marcas y modelos, y en fin, todas esas cosas tan risibles)
Llevar un chándal es del gusto más pésimo, pesimísimo, requetepésimo, y deplorable, patético, lastimoso, horripilante, nauseabundo y demás adjetivos, los peores que haya.
Únicamente aceptable para hacer deporte, que es para lo que existe, y ni eso. Sepa que puede hacer deporte con cosas más bonitas, e igual de cómodas; o mejor no haga deporte, es antielegante, consérvese fresca/o e impoluta en su urna.
Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos el chándal.
#3 Cazadoras michelín / plumíferos:
Si buscamos definir apropiadamente lo que hace la cazadora abullonada en el cuerpo de la persona, es “perturbar las formas” Sea cual fuere la silueta del individuo, hombre o mujer, mujer hombruna u hombre mujeriego, la chupa michelín la destrozará sin duda. Puede ser ancho/a de hombros o de caderas, o de dedo gordo del pié diestro, pero lo que jamás será es un troll rematado con cremallera. Por feo que sea su cuerpo, no puede ser tan antiestético como un cosido de globos alargados, en forma de morcillas extragrandes, michelines repetidos hasta donde resultan imposibles. La cazadora michelín no calienta más que un buen abrigo de lana, NO. Por lo tanto, déjese de parecer un mamarracho fachoso y abríguese como una persona de bien.
#4 Deportivas:
No sería la primera vez que se divisa un mancebo bien vestido en teoría, con un traje de chaqueta elegantemente informal y de repente… susto! Unas espantosas deportivas rematando la vuelta del pantalón. No hay comentario potencial más allá que una cara de confusión incrédula y asco. Y mirar a otra parte.
Y sin referir ya al uso que se le da y lo carente de buena sangre que es, si lo prefiere, lea de nuevo “el chándal” que es cosa similar.
No les vamos a disgustar poniéndoles una imagen de unas deportivas bien espantosas, mejor les dejamos con una versión más light. Sus primas e igualmente aborrecibles converses: Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos las deportivas.
#5 Palahuer y demás calzado fuera de lugar:
Recuerdo un día ir yo errando por la calle Colón, a esto de la primavera vecina, y percatarme de algo chillón, multicolor y extraño pero a la vez conocido en los pies de un grupo de muchachas. No podía dar crédito a lo que veían mis ojos: era posible que esas de ahí (al final, acaba por no extrañar nada) llevaran en los pies unas zapatillas de tela cosida y esparto, como las que llevaba mi abuelo para ir a la huerta? Sí! Eran las palahuer! (aka. pa la huer-ta) Un homenaje a la tradicional espardenya mediterránea en su versión más simple (a llevar en chancla, es que vamos, ni atada al tobillo), para ir cómoda la persona tanto en la ciudad como en el arrozal y de paso a la playa que si se mojan hace bien. Pero eso sí, en amarillo pollo, azul intemperie fashion y rosa fosforito Fito adolfito (y más, de hecho algunas se hacían la colección entera y la moda era camiseta a juego con les espardenyes y luego el vaquero de las narices) -Aunque, ahora que lo pienso, hubieran quedado bien con esa camiseta tan súper que venden que en vez de poner “Ramones” pone “Ramonet” y luego: “si vas al l’hort porta figues” y tal de la canción aquella y riau riau.-
Señor! Cómo se puede ser tan necia! Ya sin hablar de cuándo sacaron las botas y shorts estilo boxeador, los monos de granjero, y demás aberraciones de cuyo nombre no quiero acordarme.
Pero demos gracias, qué aburrido sería el mundo sin estos casos y las personas que los hacen posibles.
Y como conclusión de este número 5, abolimos todo calzado de forma injustificada y fuera de lugar, sea cual sea su procedencia.
(abuelo haciendo palahuers en el pueblo, a la voreta de la mar)
#6 Gorras estilo telepizza y sucedáneos:
Por qué existen esas gorras? Y lo que es peor, por qué las lleva la gente? Esa forma de vestir la cabeza, con una semiesfera acoplable y una protuberante visera, para qué sirve? Para cubrirse del sol? Solo el rostro sería, porque ya me contará usted que va a tapar esa visera. Quedámosnos pues con la pamela para ese uso. Para qué más puede servir? Para hacer conjunto con el chándal? Bien comparte las funciones decorativas de éste, pues que con éste vaya.
Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos las telepi-gorras.
#7 Palestinas:
Pa-les-ti-na: el mismo nombre lo indica. No es de buen cristiano (ni de buen nada)
Lo que empezó siendo prenda de alternativo urbano, ha acabado por ser hasta de chavalas de la calle colón (en Laskaponia les llamamos pijas BSK, pero saben bien a lo que me refiero, sí! A las de las palahuer!) a la moda. Las venden en cualquier color, para poder combinar y son realmente FEAS. No nos merece la pena hablar de las connotaciones culturales e incluso políticas que puede acarrear el llevar ese trapo deshilachado, de manera que le recomendaremos remitirse a su origen para que lo vea usted mismo. Sepa solamente que abusar de la palestina es de pseudojipi-rojillomoderno-independentista-anarka-lesbiano-ocupa-fumeta y todas esas cosas. Y con todo eso, raus! Elegancia: NULL
#8 Monos, etc:
No, monos no. Los monos al circo o a la mina. Punkt.
#9 Pantalones cortos o shorts de moral distraída total schlampe disco:
Qué persona adulta y elegante muestra las piernas? El hombre, no. La mujer, sí pero no asomando por dos camales. De mostrarse la pierna, sea con la falda que siempre bien hace al cuerpo femenino.
Ejemplos de lo evitable son los muy-a-la-moda minipantalones o parrupantalones (de parrufalda, pues parrupantalón) que retienen la misma cantidad de carne que unas bragas o incluso menos. Estos “pantalones” suelen ser llevados para festear, conjuntando con un atuendo bien repensado y discotequero, aunque también para el día a día. Para garantizar su viabilidad y evitar congelaciones genitales llévanse en compañía de pantis. Entonces ataca la cuestión: si la mujer joven lleva esta prenda para lucir sus “encantos” y resultar sexy, como diablos se lo ponen con pantis? Si los pantis son lo antisexy de la lencería! Ñeh… que carencia de conocimiento hay hoy en día sobre la prenda y la seducción, chavalitas memas que mucho trikitrí y mucho chupaachús y luego me van con pantis a ligar. En fin, para eso estamos aquí nuestras mercedes eh? Para aleccionar a las juventudes inconscientes sobre la elegancia y el buen gusto.
(vamos, que ni aunque una esté flaca perdida)
En cuanto a los pantalones por la rodilla, en el hombre, resérvense para el traje folclórico. En la mujer, resérvense para el caso de disfrazarse de hombre folclórico. O de boyescau o mejor no he dicho nada.
Y hasta aquí, mis damas y caballeros, he de dejarles pues debo acabar de poner los ojos a mis búhos de galleta. Hasta la próxima entrega que como adivinarán, será exponencialmente más cara.
Recuerdos y vistan bien.
Publicado por Lu von Laskaponia en 13:24 5 comentarios
Etiquetas: moda y elegancia fina