No podían elegir a quien querer.
Debían convenir un matrimonio.
Se conocían de años y estaban enamorados pero no se sabía.
Él consiguió riquezas y ella una buena reputación.
Se les convino el matrimonio.
Bajo la ley del país, estaban prohibidos los sentimientos.
Sólo un demonio supo que iban a violar las normas y se encargó de maldecirlos.
Se casaron.
Si apenas se rozaban morirían.
Y así pues, no lo hacían.
En la mesa se sentaban enfrentados.
Dormían en una cama enorme, separados por una cortina.
Paseaban por el jardín cogidos por un pañuelo.
Bailaban sin juntar sus rostros.
Él la peinaba con guantes de cuero.
No se besaban, pero pasó el tiempo y decidieron hacerlo.
Firmaron su nota de suicidio y la dejaron a los pies de la cama.
Se sentaron.
Se dieron un beso y murieron.
El tenía riquezas y ella buena reputación.
Y convinieron ellos mismos su matrimonio
en el cementerio.
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domingo, 5 de abril de 2009
Matrimonio
Publicado por Lu von Laskaponia en 4:01
Etiquetas: cuentos de laskaponia
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